Llegamos al límite del
territorio
Enfrente el portal mostraba
Su arco inalcanzable
La entrada era un velo acuoso
Ese era el límite pues nadie
Nunca jamás se atrevió
A cruzarlo
Era un misterio absoluto
Anunciaba el otro lado
Había algo detrás de ello
¿Aseguraba su existencia?
No, solamente la insinuaba
Estábamos allí absortos
Inmensamente atraídos y
Absurdamente rechazados
Curiosidad y miedo
Metáfora de muerte y
nacimiento
El nacimiento y la muerte
Tomando ambos como una
elección
Asumida sin reservas
Nos mirábamos entre nosotros
Luego volteábamos a ver el
umbral
Luego nos veíamos nosotros
Pero el imán del umbral nos
hipnotizaba
Consciente o inconscientemente
Decidimos internarnos de
inmediato
Tomé de la mano a Clarisa
Juntos dimos un brinco
Penetramos el acuoso pasaje
Para flotar en una ingravidez
Pasmosa de color azul sólido
Nos transportaba suavemente
No podíamos movernos
Ni siquiera lo intentábamos
Una plácida sensación
Nos envolvía gratamente
Fuimos trasladados lentamente
Así lo percibíamos
Hasta salir por un portal
igual
¿o acaso era el mismo?
Traspasamos el umbral
Otra luz iluminaba un
Territorio distinto con
Un aire espeso
No era ni de día ni de noche
En el horizonte fugaces
Colores naranjas y magentas
Se enredaban en una aurora boreal
Pese a ser el aire más denso
Nuestros pasos eran ligeros
Flotábamos un poco y una
sensación
Cálida y alegre nos envolvía
No se podía ver con claridad
Perfiles de objetos se
dibujaban
Como sombras grisáceas
Alrededor nuestro
Seguíamos tomados de la mano
Éramos un solo cuerpo
Penetrando un mundo
desconocido
Sin temor con la curiosidad
aguzada
El silencio era absoluto
Nuestros pasos no hacían ruido
Un vacío inescrutable nos
cubría
Nuestra percepción estaba
aturdida
El suelo era arenoso pero
Nuestras pisadas no se hundían
No había sendero
Todo el suelo era plano
No podíamos identificar camino
alguno
Estábamos aprehendiendo otra
realidad
U otro sueño
No teníamos idea hacia dónde dirigirnos
Pero dábamos un paso tras otro
Entonces con un rayo potente
Al unísono nuestros
pensamientos
Se unieron en un solo
pensamiento
El plural del nosotros nos
impelía
A formar un ser dicotómico
unido
Clarisa pensaba lo que yo y yo
Pensaba lo que Clarisa pensaba
Nos dábamos cuenta
Lo sabíamos con claridad
Ya no estábamos presos
En nuestro propio ser
Una sola mente
Una sola sensación
Una sola percepción
Una sola idea
Clarisa era yo
Yo era Clarisa
Yo no era yo
Clarisa no era Clarisa
El misterio de la unidad
Se nos develaba
concretizándose
En este Nosotros
Que es uno mismo.
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