sábado, 4 de julio de 2015

Génesis de un fantasma

El fantasma

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Tardó mucho en darse cuenta, parecería exagerado decir que tardó un siglo en tomar consciencia de sí. ¿Pero, qué es un siglo en la inmensidad del cosmos?
Mientras su cuerpo se corrompía, deshaciéndose en sustancias raras, durante el largo proceso para convertirse en puros huesos, su “ser él mismo”, estaba profundamente dormido.
Cuando estuvo limpio de impurezas, su alma ausente escuchó unas campanillas lejanas, entonces vino a su cuerpo.
Osadamente se infiltró en la tierra sobre el féretro arruinado, fácilmente encontró un agujero en la caja carcomida, entró, sintió la presencia de un osario articulado, entonces, si antes esa alma era aliento, soplo, vida, ahora iluminó el cuerpo desnudo pues venía transformada en luz.
La luminosa esencia tomó el esqueleto, los calentó, lo sobó, se introdujo en cada célula ósea y desde cada una de ellas irradió un aura de color amarillo y otra violácea.
Fue entonces, en esa conjunción, cuando el “ser él mismo” dijo: Yo.
Así comenzó la carrera del fantasma.


2

Asombro

El fantasma no ve, no oye, no siente, pero interactúa con el campo energético circundante. Una analogía que se acerca a la percepción del fantasma, es la forma en que el tiburón, mediante la red de voltímetros instalados en sus mandíbulas, “ve” campos eléctricos, de distintas intensidades, los cuales les permiten hacer un mapeo de los animales escondidos, dándose cuenta de lo que hay a su alrededor.
La analogía se acerca, pero no es exacta.
El fantasma, tras semanas y meses, logra la habilidad de identificar los campos electromagnéticos que se expresan en vibraciones atómicas y subatómicas, logrando construir, fotoeléctricamente, una semblanza de su entorno.
Luego, aprende a moverse en el medio identificado, mediante el rudimentario método de ensayo y error.
La traslación es al principio muy lenta, tanteando va explorando, sin alejarse de su fuente ósea.
Esta es la razón por la que se liga a las presencias fantasmales con los cementerios.


3

Ego

El entorno, su circunstancia, su movilidad, su integridad posible, es una emanación incorpórea, energía contenida, ¿dónde contenida? Una red compacta de vibraciones en una entidad electromagnética, ente nominativo, sujeto, posibilidad de ser y de no ser simultáneamente, ambigüedad existencial, su probabilidad.
Tras exploraciones de movimiento y contacto con un entorno energético ineludible, el yo en mí, comienza a surgir irrevocable.
Es entonces cuando, en un lapso infinitesimal, el fantasma se mira a sí mismo desde su interior.
Se descubre, se sabe, toma consciencia de que existe, no sabe quién o qué es, él es algo extraño e innominado.
Para el fantasma, la búsqueda, pilar de la voluntad, se insinúa en un horizonte posible.
Sin recuerdos ni conocimientos deberá descubrir lo que pueda llegar a entender, sin ayuda.
Se sabe, no se entiende.
Existe, ignora cómo.
¿Por qué? o ¿Para qué?, son preguntas incontestables.
4

Sueños

No tiene recuerdos, no hay experiencia, sensaciones magnéticas impregnan una parte de sí, colores vibrátiles, arcos, que son ondas envolventes de todas las cosas, delgadas aquí, más gruesas allá.
Es un mundo de sueños.
El alma astral alimenta una extraña cohesión que le da al fantasma la probabilidad de ser un ente, una singularidad, una persona posible, la cual se hace y se deshace con pertinencia, dentro de los campos electromagnéticos que comparte con su entorno sin desbaratarse, sin sumirse en ellos ni atraerlos a sí.
Un principio fundamental de la existencia fantasmal es la ingravidez.

5

Construcción

Sin espacio ni tiempo. Ni gravedad, sin analogías, sin experiencia ni mente, su percepción se limita a la identificación de fuerzas, campos y radiaciones.
Es un instrumento. Un instrumento propio. Auto sustentable.
Un sistema sensible que comienza a consolidarse, entre fuerzas adyacentes su energía no se difunde, sino que lo constituye como unidad autónoma.
Ensaya moverse entre los colores, flotando se sabe un ente, aunque no es capaz de saber la forma en que se constituye.
Los neutrinos procedentes del cosmos atraviesan su estructura foto sintética, entre los espacios inter atómicos van dejando pequeñas cantidades de masa a una velocidad inaudita.
En medio minuto el fantasma está construido.

Es un ser de luz blanqueado, con densidad, locomoción y un comienzo de voluntad extraña, indefinida, ausente.

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