El
fantasma
Inicio
Tardó
mucho en darse cuenta, parecería exagerado decir que tardó un siglo en tomar
consciencia de sí. ¿Pero, qué es un siglo en la inmensidad del cosmos?
Mientras
su cuerpo se corrompía, deshaciéndose en sustancias raras, durante el largo
proceso para convertirse en puros huesos, su “ser él mismo”, estaba
profundamente dormido.
Cuando
estuvo limpio de impurezas, su alma ausente escuchó unas campanillas lejanas,
entonces vino a su cuerpo.
Osadamente
se infiltró en la tierra sobre el féretro arruinado, fácilmente encontró un
agujero en la caja carcomida, entró, sintió la presencia de un osario
articulado, entonces, si antes esa alma era aliento, soplo, vida, ahora iluminó
el cuerpo desnudo pues venía transformada en luz.
La
luminosa esencia tomó el esqueleto, los calentó, lo sobó, se introdujo en cada
célula ósea y desde cada una de ellas irradió un aura de color amarillo y otra
violácea.
Fue
entonces, en esa conjunción, cuando el “ser él mismo” dijo: Yo.
Así
comenzó la carrera del fantasma.
2
Asombro
El
fantasma no ve, no oye, no siente, pero interactúa con el campo energético
circundante. Una analogía que se acerca a la percepción del fantasma, es la
forma en que el tiburón, mediante la red de voltímetros instalados en sus
mandíbulas, “ve” campos eléctricos, de distintas intensidades, los cuales les
permiten hacer un mapeo de los animales escondidos, dándose cuenta de lo que
hay a su alrededor.
La
analogía se acerca, pero no es exacta.
El
fantasma, tras semanas y meses, logra la habilidad de identificar los campos
electromagnéticos que se expresan en vibraciones atómicas y subatómicas,
logrando construir, fotoeléctricamente, una semblanza de su entorno.
Luego,
aprende a moverse en el medio identificado, mediante el rudimentario método de
ensayo y error.
La
traslación es al principio muy lenta, tanteando va explorando, sin alejarse de
su fuente ósea.
Esta
es la razón por la que se liga a las presencias fantasmales con los
cementerios.
3
Ego
El
entorno, su circunstancia, su movilidad, su integridad posible, es una
emanación incorpórea, energía contenida, ¿dónde contenida? Una red compacta de
vibraciones en una entidad electromagnética, ente nominativo, sujeto,
posibilidad de ser y de no ser simultáneamente, ambigüedad existencial, su
probabilidad.
Tras
exploraciones de movimiento y contacto con un entorno energético ineludible, el
yo en mí, comienza a surgir irrevocable.
Es
entonces cuando, en un lapso infinitesimal, el fantasma se mira a sí mismo
desde su interior.
Se
descubre, se sabe, toma consciencia de que existe, no sabe quién o qué es, él
es algo extraño e innominado.
Para
el fantasma, la búsqueda, pilar de la voluntad, se insinúa en un horizonte
posible.
Sin
recuerdos ni conocimientos deberá descubrir lo que pueda llegar a entender, sin
ayuda.
Se
sabe, no se entiende.
Existe,
ignora cómo.
¿Por
qué? o ¿Para qué?, son preguntas incontestables.
4
Sueños
No
tiene recuerdos, no hay experiencia, sensaciones magnéticas impregnan una parte
de sí, colores vibrátiles, arcos, que son ondas envolventes de todas las cosas,
delgadas aquí, más gruesas allá.
Es un
mundo de sueños.
El
alma astral alimenta una extraña cohesión que le da al fantasma la probabilidad
de ser un ente, una singularidad, una persona posible, la cual se hace y se
deshace con pertinencia, dentro de los campos electromagnéticos que comparte
con su entorno sin desbaratarse, sin sumirse en ellos ni atraerlos a sí.
Un
principio fundamental de la existencia fantasmal es la ingravidez.
5
Construcción
Sin
espacio ni tiempo. Ni gravedad, sin analogías, sin experiencia ni mente, su
percepción se limita a la identificación de fuerzas, campos y radiaciones.
Es un
instrumento. Un instrumento propio. Auto sustentable.
Un
sistema sensible que comienza a consolidarse, entre fuerzas adyacentes su
energía no se difunde, sino que lo constituye como unidad autónoma.
Ensaya
moverse entre los colores, flotando se sabe un ente, aunque no es capaz de
saber la forma en que se constituye.
Los
neutrinos procedentes del cosmos atraviesan su estructura foto sintética, entre
los espacios inter atómicos van dejando pequeñas cantidades de masa a una
velocidad inaudita.
En
medio minuto el fantasma está construido.
Es un
ser de luz blanqueado, con densidad, locomoción y un comienzo de voluntad extraña,
indefinida, ausente.
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